Cuatro jóvenes vuelven a reencontrarse con el paso de los años, entre ellos están Joaquín y Arizona, dos almas caóticas que han aprendido a vivir entre secretos y máscaras. De pequeños se enseñaron a odiarse, porque enfrentarse a quien amenaza tu mundo es lo más fácil. Pero cuando el destino los cruza de nuevo, dejarse arrastrar fuera de sus propias vidas ya no parece tan mala idea. Poco a poco, se vuelven adictos a ese sentimiento de autenticidad que les despierta el otro. La persona que antes significaba guerra, ahora es su refugio. ¿Serán capaces de dejar marchar al niño y la niña que fueron? O mejor dicho, ¿Serán capaces de escucharlos? Porque el amor no es necesitar, sino reír, jugar, llorar, confiar, enfrentarse a verdades y mentiras. La verdad de un te quiero, la mentira de un yo también te odio. A través de ese amor inesperado, surge otro entre Amanda y Lucía, tan distintas como el blanco y el negro. Obligadas a colaborar juntas para ayudar a sus amigos, descubren que lo diferente no siempre es malo. Cada una imperfecta a su manera, compondrán juntas la perfecta armonía de las primeras veces. Dicen que del odio al amor hay un paso. Pero no es cierto. Romper prejuicios, desear conocer a alguien porque el corazón lo grita, poner ese mismo corazón —ya roto— en unas manos temblorosas y llenas de miedo. Ese es el más valiente y feroz de todos los actos.