Quizás tan fuerte como el deseo de sexo y de placer, una intensa pasión mantenía la relación entre Carlos y Lisângela.Esos sentimientos provocaron que los novios viviesen diversas aventuras en una relación tan corta como tórrida.Ellos tuvieran sexo en lugares como un autobús abarrotado de pasajeros en una noche de invierno, en la playa, en la ventana del departamento donde vivía Carlos, entre otros.La picardía de la rubia traviesa significaba que su novio no tenía tiempo para pensar en otras chicas, aunque no pudiese dejar de pensar en los otros hombres que se la comieron antes de ellos conocerse.