La fundación de un imperio farmacéutico: Pfizer y sus inicios En 1849, Charles Pfizer y su primo, Charles Erhart, fundaron Pfizer en la ciudad de Nueva York con un objetivo simple: fabricar productos químicos de alta calidad. La compañía empezó produciendo medicamentos antiparasitarios, pero pronto se hizo famosa por su capacidad de innovación y expansión. Pfizer fue pionera en técnicas de fabricación farmacéutica de alta calidad y buscó el éxito mediante la investigación y las tecnologías emergentes. Con el tiempo, la compañía se expandió significativamente, absorbiendo a otras farmacéuticas más pequeñas y consolidando su presencia en el mercado global. La adquisición de nuevas tecnologías y la dedicación a la investigación y el desarrollo (I+D) fueron los pilares fundamentales del auge de Pfizer, lo que le permitió establecer una cartera diversificada de medicamentos, que incluye tratamientos para enfermedades cardíacas, infecciones y cáncer. Desde sus inicios, Pfizer se posicionó no solo como un gigante farmacéutico, sino también como una marca dispuesta a invertir en investigación científica innovadora para revolucionar la medicina. Este posicionamiento fue decisivo para construir su influencia global, que con el paso de los años se convertiría en un verdadero secreto tras su liderazgo.
Ejemplo práctico: Pfizer, al crear el primer antibiótico a gran escala, la penicilina, ayudó a salvar millones de vidas, consolidándose como un referente de calidad en el tratamiento de infecciones bacterianas.