La transformación del hombre es como amasar un barro que, a pesar de encontrarse en las manos, bajo un relativo control, de repente se escapa entre los dedos.
En esos momentos, solo queda abrirse a la cura y proseguir, sabiendo que sin la Gracia nada se consigue.
En esta época de grandes oportunidades, existen condiciones para que muchos seres encuentren la energía que necesitan y, valiéndose de las energía que le fueron confiadas, realicen lo que les corresponde en la consecución del propósito espiritual del planeta.
Al ingresar en la nueva etapa, la humanidad dejará todo lo que almacenó y piense que posee, pues solo puede perfeccionarse a medida que le sean retirados los elementos que distorsionan su percepción. Para sumergirse en el gran océano de la Verdad, necesita ir más allá de las propias fronteras, llegar a las márgenes del Infinito y, con coraje, lanzarse en él."