La vuelta de tuerca, de Henry James, es una inquietante novela corta que combina con maestría lo sobrenatural, la ambigüedad psicológica y el suspense. Ambientada en una apartada mansión campestre inglesa, la historia es narrada por una institutriz que cree que los dos niños a su cuidado están siendo acosados por fantasmas malignos. A medida que los sucesos se desarrollan desde su punto de vista, el lector es arrastrado a una atmósfera densa y perturbadora donde se desdibujan los límites entre la realidad y la imaginación.
Desde su publicación en 1898, La vuelta de tuerca ha fascinado a lectores y críticos por su complejidad narrativa y su final abierto. La obra plantea preguntas fundamentales sobre la inocencia, la represión y la locura, dejando en suspenso la verdadera naturaleza de los hechos: ¿hay realmente una presencia fantasmal o todo es fruto de la mente de la institutriz? Esta ambigüedad deliberada ha convertido la obra en un punto de referencia del horror psicológico y de la literatura gótica.
La relevancia duradera de La vuelta de tuerca reside en su capacidad para inquietar sin ofrecer certezas. Es una obra maestra del relato de fantasmas que, más allá del miedo, invita a reflexionar sobre la percepción, el poder y los traumas ocultos, consolidándose como un clásico indiscutible de la literatura universal.