La Noche Oscura es una de las obras más conocidas y trascendentales de la literatura mística universal. Escrita en el siglo XVI, está compuesta por un poema breve de ocho estrofas y un extenso comentario teológico y espiritual que explica el proceso de purificación interior que el alma debe atravesar para alcanzar la unión plena con Dios.
El poema comienza con el célebre verso: «En una noche oscura, / con ansias, en amores inflamada…», que describe la salida del alma en secreto, impulsada por el amor divino, para encontrarse con su Amado. Esta "noche" simboliza una etapa espiritual de oscuridad y despojo, en la que el alma no se guía por los sentidos ni por la razón, sino únicamente por la fe.
San Juan de la Cruz explica que existen dos "noches" principales:
La noche de los sentidos, en la que el alma debe desapegarse de los placeres y consuelos sensibles para buscar a Dios de manera más pura.
La noche del espíritu, más profunda y dolorosa, en la que incluso las luces interiores y las certezas espirituales desaparecen, dejando al alma en una oscuridad total. Esta purificación radical tiene como fin liberar completamente al alma de su ego y de toda imperfección, preparándola para la unión con Dios.
Aunque esta etapa es descrita como oscura, silenciosa y ardua, no es un castigo, sino una experiencia transformadora. Dios mismo conduce al alma en esta oscuridad, purificándola para que pueda recibir plenamente su luz. Por eso, la noche es también símbolo de amor y de esperanza: al final de ella espera el encuentro con el Amado, es decir, la unión mística.
La obra destaca por la profundidad de su simbolismo, la delicadeza de su lenguaje poético y la precisión de su pensamiento teológico. San Juan logra expresar una experiencia espiritual intensa con imágenes sencillas y potentes: la noche, la llama, el silencio, el encuentro.