Una Biblia para sordos: al menos, esa fue la propuesta inicial. Impulsado por cuestionamientos profundos, el autor presenta una reinterpretación única, creativa y provocadora del libro de Génesis. La obra se destaca, en primer lugar, por la relectura de los atributos divinos, tejiendo conexiones simbólicas con los Orixás, aunque sin intención de promover el sincretismo ni el ecumenismo. Además, el autor utiliza un anacronismo histórico-geográfico, adoptando nombres contemporáneos para regiones y lugares antiguos, recurso que aporta a la narrativa un toque casi poético. La obra explora el cruce de diferentes tradiciones culturales, no para fundirlas en una única verdad, sino para celebrar las ricas conexiones entre ellas. Combinando humor y crítica, el libro ofrece una visión más inclusiva y flexible del Génesis, abordando temas contemporáneos y fomentando el diálogo y el cuestionamiento entre diferentes cosmovisiones.