Cuando un profesor universitario descubre que alguien ha manipulado las pruebas de un importante examen, se llama a Sherlock Holmes para que investigue discretamente. Con solo tres estudiantes con acceso al lugar de los hechos, Holmes debe confiar en su aguda observación, su lógica deducción y sus sutiles preguntas para identificar al culpable, todo ello sin dañar la reputación de la institución académica. Un caso tranquilo pero ingenioso que muestra la brillantez de Holmes en un entorno no criminal.