Los orígenes de Intel y el ascenso de un gigante La historia de Intel comienza en 1968, cuando dos visionarios, Robert Noyce y Gordon Moore, dejaron Fairchild Semiconductor fundaría su propia empresa. Ambos ya eran figuras destacadas en el mundo de la tecnología: Noyce fue coinventor del circuito integrado y Moore formuló la famosa Ley de Moore, que predijo que el número de transistores en un chip se duplicaría cada dos años. Intel se creó con el objetivo de revolucionar la industria de los semiconductores, pero su enfoque inicial no se centró en los procesadores, sino en la memoria. En sus inicios, Intel se centró en el desarrollo de memorias para semiconductores, en concreto, memoria de acceso aleatorio (RAM). La compañía presentó su primera RAM estática, la 3101, en 1969, seguida por la 1103, la primera memoria de acceso aleatorio dinámica (DRAM) comercialmente viable, en 1970. La DRAM 1103 fue un éxito inmediato y se convirtió rápidamente en el producto más vendido de Intel, consolidando a la compañía como líder en el mercado de la memoria. Sin embargo, el éxito inicial de Intel en el mercado de la memoria no duró para siempre. La competencia comenzó a crecer y las empresas japonesas entraron al mercado con productos de alta calidad a precios más bajos. Intel se dio cuenta de que necesitaba diversificar su portafolio para sobrevivir. Fue en este contexto que la empresa comenzó a explorar otras oportunidades, incluyendo el desarrollo de microprocesadores. Ejemplo práctico: La DRAM 1103 La DRAM 1103 marcó un hito en la historia de la informática. Antes, la memoria era cara y voluminosa, lo que limitaba el potencial de las computadoras. La 1103 permitió que las computadoras fueran más pequeñas, rápidas y asequibles. Un ejemplo práctico de su impacto fue su uso en la HP 9800, una de las primeras computadoras de escritorio. La 1103 permitió que la HP 9800 fuera lo suficientemente compacta como para caber en una computadora de escritorio, algo impensable antes de su invención.