Cada libro de Bartolomeu Campos de Queirós siempre es un gran encuentro. Un encuentro entre sentimientos y emociones, entre palabras e imágenes poéticas, entre imaginación y realidad. Al lector, independiente de su edad, se le invita desvelar los secretos de las cosas más sencillas o a descubrir situaciones nuevas, inusitadas. Este libro no podría ser diferente. La niña Flora, la protagonista, observa, contempla, admira, respeta y experimenta celosamente el ciclo de lavida. Se sorprende ante la fuerza de la naturaleza y de la importancia de la tierra para cada nuevo periodo de gestación. Flora guaradaba una pasión secreta por las semillas. Se inclinaba sobre los granos buscando adivinar el después. Sabía que habitaba cada semilla una selva, un árbol, un arbusto, una haja, un fruto, una flor, y siempre. Sólo se necesitaba paciencia para que otras vidas fueran reinventadas. Cada texto de este escritor de la provincia de Minas Gerais en Brasil es siempre una invitación al placer de leer.