DE LAS INQUIETUDES DEL ALMA La locura no necesita ser un colapso total. Puede ser también una apertura. Es potencialmente liberación y renovación. (Ronald Laing) Cuando se aventura a hablar sobre literatura, a penetrar en el imponderable reino de las palabras, es inequívoca la necesidad de atenerse, de inmediato, a la rica enseñanza de Carlos Drummond de Andrade, cuando, en su búsqueda de la poesía, reflexiona: No hagas versos sobre acontecimientos, no hay creación ni muerte delante de la poesía. Delante de ella, la vida es un sol estático, no calienta ni ilumina. Las afinidades, los cumpleaños, los incidentes personales no cuentan. " Esta lección me viene a la mente, de forma cristalizada, en el mismo momento en que me pongo delante del ordenador portátil y paso a leer este Ensayo sobre la Locura, del periodista, músico, editor, escritor y poeta Evan do Carmo. Por cierto (pienso yo) el poeta de la Ciudad del Hierro comprendía que la literatura tiene esta fuerza descomunal de asumir, textualmente, un diario reinventado. Camino de indiscutible profundidad. Capaz de mostrarnos, en sus innumerables facetas, las transmutaciones rítmicas y gestuales del autor. Por lo tanto, aun no teniendo la literatura el poder supuestamente de transformar una realidad, a partir de la lectura y del análisis textual, ella, sin embargo, nos provoca la reflexión y nos invita a entrar en el fantástico mundo de la fantasía, y así, los registros proporcionados, tenemos la capacidad de revaluar nuestra propia existencia y por medio de nuestras construcciones simbólicas estamos conducidos a otras vivencias por las voces, sonidos e imágenes que el texto nos trae. De esta forma, la literatura elucida, denuncia, silencia, conduce, seduce, incita, estimula, despierta, aza?, provoca y alienta, confluye, incide, discute, inquieta, contesta, entraña y extraña. Nos lanzamos a una insospechada inquietud de ser. Llevándonos al más profundo de nosotros. A nuestros reflejos de vida en existencia de existir. Con eso, reafirma lo que Guimarães Rosa, el escritor de los Grande Sertão Veredas nos dijo: "La literatura es hechicería que se hace con la sangre del corazón humano." Remitiéndose al epígrafe de este ensayo y conducido, aún, por el habla del poeta de la pequeña Itabira, que sensiblemente nos orienta a penetrar "sordamente en el reino de las palabras", pues, según él "Allí están los poemas que esperan ser escritos", me arrojo a la lectura de este Ensayo sobre la Locura buscando llegar más cerca de las palabras de Evan do Carmo, tratando de elucidar las mil caras secretas que su literatura contiene. Y así, quizá, descubrir la clave para el enigma puesto pronto en su apertura. Ahora bien, si la literatura es mimesis, que imita por la palabra, como bien afirmó Aristóteles, Evan do Carmo, mientras que ser social se inserta en este Ensayo sobre la Locura recreando un contexto en que situaciones y sensaciones se vinculan de forma inequívoca y magistral en un registro de tiempo singular. Extrayendo significados y significancias de los menores detalles. Como se ve por la no nominación de los personajes a la importancia social que se insuren?, sino por las motivaciones específicas de sus cuestiones intrínsecas. Evan do Carmo abre su Ensayo sobre la Locura situando al lector a un espacio no determinado "un hombre salta desde lo alto de un edificio comercial" cuya escena no da mayores explicaciones allá abajo hay un gran alboroto, gente corriendo para comprobar si el hombre muerto todavía respira".