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Dosier Dayse Hanberg

Dosier Dayse Hanberg

Sinopse

PRESENTACIÓN A lo largo de esta obra, el lector se deparará con el ficticio, sin embargo, acabará envuelto por el personaje central y por toda complejidad de la obra en sí. Dayse, por decidida, además de hermosa, fue en su momento una mujer que superó el machismo, justo en un momento en que los hombres ejercen su fuerza y dominio sobre las demás mujeres del mundo. Dayse no se dejó llevar solo por el deseo, algo que en el ser humano es de difícil control, incluso engañada por Juan De La Veiga, un religioso de la Orden Dominikchen, en el cual faltaba alguna vocación para carrera misionera. Por eso, cuando percibió la ineptitud para tal vocación, debería haber reivindicado junto a dicha orden religiosa el fin de los votos para ser el esposo de Dayse, así como esperaba ella, haciendo valer responsabilidad, compromiso y obligación, por ser eso lo que se espera de religiosos que se juzgan representantes de Dios en la Tierra. Se imagina que fue estrategia, por parte del español, permanecer en el orden, percibiendo que, de esa forma, tendría más condiciones de ayudar a Dayse. Sin embargo, nadie vio en él tal virtud, ni siquiera Dayse que, a su vez, no perdonara a Juan por actuar de esa manera. Esto solo se estaba configurando el día en que se reencontraron en la oficina central, en Liverpool. En la ocasión, Juan describió cómo el dinero, por medio del cual fue posible que Dayse diera inicio a las actividades del ramo de tejeduría, llegaba hasta ella. Este hecho, aunque no descrito y sobre todo sin pruebas, abrió más tarde parámetros para que la Iglesia de Roma interpusiera contra la inglesa Dayse varias investigaciones, por medio de las cuales pretendía recuperar grandes cantidades que Juan supuestamente había desviado. ¿Qué finalmente, después de la muerte del religioso, la Iglesia podría presionarla para averiguación del asunto? Dayse, sin malicia o incluso sin predecir el futuro, describe, en una de sus publicaciones en revistas inglesas, que recibía ayuda de algunos religiosos, tanto financiera como operativa. Sin embargo, todo pierde importancia cuando se tuvieron en cuenta las generosas donaciones que ella había hecho a dicha orden. Así como se dice en un documento dejado por Juan, el cual exculpó a la inglesa, poniendo fin a las pretensiones de la Iglesia Romana. Dayse venció a todo y a todos. Nadie podía entender cómo podía existir una mujer con tanta determinación. Dejó la lección de persistencia. No quedó nada para los adversarios excepto el silencio. Incluso cuando la azotaron, estaba segura de que nadie sería capaz de hacerla infeliz, porque lo que venía se convertía en ella en fuerza, siendo imposible vencer a quien tiene en sí tales atributos. Ni siquiera Juan, que fue un gran ladrón, logró superar a Dayse. Se observa que ella acabó usando según sus propósitos los tabloides ingleses para hacer publicaciones en las que declara haber sido abandonada por él, para que alguien viniera a manifestarse en su favor, a fin de evitar más escándalos. No fue solo un desahogo, como puede parecer al lector desatento. Volver a Juan después de tanto desprecio puede sonar como debilidad, pero también como un medio de mostrar Dossiê Dayse Hanberg