A Chagall le encantaba el azul.«El azul del cielo que incesante combate las nubes que pasan, que pasan» (Baudelaire). El viaje de Marc Chagall se inicia en su nativa Rusia y culmina con su triunfo en París, en el extraordinario techo de la Casa de la Ópera de París que le comisionó Malraux.A lo largo del camino, su inspiración se empapó en el espíritu del siglo XX, sin jamás negar sus orígenes judeo-rusos.Esta obra sigue la huella del artista desde sus primeros trabajos hasta su descubrimiento de Estados Unidos y su pasión por Francia.Marc Chagall, que jamás se afilió a ningún movimiento pero que recibió la influencia de sus encuentros con Bakst, Matisse y Picasso, puede considerarse sin duda alguna el pintor de la poesía.