André Luiz redactó este libro a modo de contribución con el festejo del primer centenario de la obra inicial de la Codificación kardeciana, El Libro de los Espíritus, cumplido el 18 de abril de 1957. Al hacerlo, nuestro amigo ha levantado el velo sobre un sector de las regiones inferiores –a las cuales se arroja la conciencia culpable más allá del cuerpo físico–, llevado por el propósito de definir la importancia de la existencia carnal como una verdadera concesión de la divina Misericordia, a fin de que nos adaptemos al mecanismo de la justicia infalible. Sus páginas tienen como objetivo resaltar los principios codificados por Allan Kardec, que abren una nueva era para el espíritu humano, induciéndolo a que analice su conducta, en busca de ajustarse al comportamiento moral enunciado por Jesús para el verdadeiro progreso del alma.