Según los cánones definidos de la técnica del arte, el retrato debe ser, sobre todo, una representación fiel de su modelo. Sin embargo, esta galería de 1000 retratos ilustra cómo el género se ha transformado a lo largo de la historia, y ha demostrado ser mucho más complejo que una simple imitación de la realidad.Más allá de la habilidad del artista, el retrato debe superar la tarea de la imitación, por justa y precisa que sea, para traducir tanto la intención del artista como la de su mecenas, sin traicionar los deseos de ninguno de los dos. Por lo tanto, estos testigos silenciosos, cuidadosamente seleccionados en estas páginas, revelan más que rostros de personajes históricos o sujetos anónimos: revelan una profundidad psicológica más que una identidad, ilustran una alegoría, sirven como propaganda política y religiosa, y encarnan las costumbres de sus épocas.Con un impresionante número de obras maestras, biografías y comentarios de obras, este libro presenta y analiza diferentes retratos, exponiendo así al lector, y a cualquier amante del arte, un reflejo de la evolución de la sociedad y, sobre todo, de los trastornos de un género que, a lo largo de más de 30 siglos de pintura, ha dado forma a la historia del arte.